Son movimientos automáticos, estereotipados, que se ejecutan sin implicación cortical, es decir que son involuntarios. El niño cuando nace viene equipado con estos reflejos para poder sobrevivir y adaptarse al nuevo medio que le rodea.
Pero estos reflejos deberían tener una vida limitada y después de haber ayudado al bebe a sobrevivir deberían inhibirse o ser controlados por centros superiores del cerebro para dar paso a los reflejos posturales que surgen para capacitar al niño a interactuar eficazmente con el entorno. Así la inhibición de un reflejo primitivo se relaciona con la adquisición de una nueva habilidad.